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Las 22 etapas de evolución de los Arcanos Mayores

las 22 etapas de la evolución

Las 22 etapas de evolución de los Arcanos Mayores

El Tarot, como muchos sabemos, es una herramienta de trabajo tanto evolutiva como adivinatoria. Pero más allá de estos factores, el Tarot nos relata una historia fascinante a la que pocas veces prestamos la debida atención: las 22 etapas de evolución de los Arcanos Mayores. Esta historia es lo que dota al Tarot de su esencia; ya que sin ella éste perdería todas sus facultades.

Lo que nos relata esa historia, no es otra cosa que el Gran Camino. El Sendero que recorre el alma desde su nacimiento hasta su unión final con el Creador. Y aunque nos pueda parecer que el significado puede variar ligeramente respecto a las lecturas más conocidas; pronto veremos que es simple apariencia, ya que la esencia de todo emana de estos simples puntos de referencia.

El Loco, el Arcano Mayor del Tarot por el que empieza la história

Todo empieza en el momento de nuestra concepción, en nuestro nacimiento (carta nº 0 – El Loco). Aparecemos solos en el universo, sin ningún tipo de guía ni ningún punto de referencia al que podamos agarrarnos más que a nosotros mismos. Así nosotros nos convertimos en nuestro único referente y debemos empezar a buscar en nosotros todo lo que vayamos a necesitar, porque no conocemos otra cosa.

El primer y segundo Arcano Mayor del Tarot, el Mago y la Sacerdotisa

Pronto nos damos cuenta de que en nosotros reside el poder (carta nº 1 – El Mago), de que en nuestro interior reside la capacidad de crear, de que tenemos todos los elementos necesarios para ello; y que lo único que nos hace falta es tiempo para poder aprender a desarrollar nuestras capacidades (carta nº 2- La Suma Sacerdotisa). Y así iniciamos un estudio profundo de nuestro ser, para conocer las Leyes y las Normas de la Creación y a qué métodos podemos recurrir.

El tercer y cuarto Arcano Mayor del Tarot, la Emperatriz y el Emperador

Entonces es cuando por fin somos hábiles para crear (carta nº 3 – La Emperatriz) y nuestra capacidad de creación no tiene otro límite que nosotros mismos. Empezamos entonces a trabajar y a crear nuestra propia realidad con nuestras manos, una creación de la que pronto vamos a sentirnos amos y señores (carta nº 4 – El Emperador). Nosotros gobernamos sobre nuestra creación, somos los jueces y los árbitros de la misma; los únicos con capacidad para decidir qué es lo que va a suceder.

El quinto Arcano Mayor del Tarot, el Papa o Sumo Sacerdote

No obstante, a nuestra obra le falta algo; y es por ello que surge en nosotros el deseo de perfeccionar esa obra (carta nº 5 – El Sumo Sacerdote). Queremos que no haya distancia, no queremos ser gobernadores de algo ajeno a nosotros; sino ser uno con nuestra creación, elevarla hasta que alcance nuestra misma perfección.

El sexto y séptimo Arcano Mayor del Tarot, los Enamorados y el Carro

Desarrollamos entonces el sentimiento (carta nº 6 – Los Enamorados) y dotamos a nuestra obra de las herramientas necesarias; y le mostramos los caminos que han de conducirla hasta nosotros, hasta la misma perfección que somos nosotros.
Con el tiempo, nuestra creación y nosotros vamos a alcanzar la unión ideal (carta nº 7 – El Carro) que nos va a permitir movernos con libertad de un extremo a otro, sin obstáculos, porque no va a haber barreras entre nosotros y nuestra creación gracias a esa unión a través del sentimiento.

Completamos aquí el primer ciclo de los 3 que componen el Tarot (3 ciclos de 7 cartas más el Loco). Pero antes de seguir convendría aclarar por qué hemos colocado El Loco (0) al principio de todo; pues muchos sabrán que éste puede tanto ir al final como al principio; pues en realidad no tiene número alguno.

0 – El Loco: El Loco constituye el Principio Universal, el Yo primero completamente formado y completamente dotado que solamente tiene que descubrirse a sí mismo; puesto que en él está todo lo que necesita. Por ello el Loco puede hallarse al principio o al final; porque una vez hemos llegado al Mundo (21), y hemos alcanzado la unión plena con el Creador, nos encontraremos de nuevo en la misma situación. En nosotros va a encontrarse el potencial infinito que solo nosotros podemos descubrir.

Nos hallaremos en un mundo lleno de posibilidades, sin fin ni principio alguno. Nos encontraremos en el infinito, sin más guía que nosotros, porque entonces nosotros formaremos parte del mismo Eterno, y deberemos partir de cero desde allí porqué el Creador no tiene otra guía que Él mismo.

Se cierra así el círculo, el ciclo infinito con El Loco (el arcano sin número) que constituye todo Fin y todo Principio.

El octavo Arcano Mayor del Tarot, la Justicia

Este es el estadio previo que da paso a la aparición de la consciencia del Bien y el Mal (carta de Tarot nº 8 – La Justicia), porque al ser uno con nuestra creación dotamos a esta de la misma esencia que nosotros a todo nivel; y eso implica que tomamos consciencia y responsabilidad plena de la misma. Ahora somos los responsables de nuestra obra y somos jueces justos de la misma.

El noveno Arcano Mayor del Tarot, el Ermitaño

Este nivel de consciencia, el haber descubierto el Bien y el Mal nos conduce a la búsqueda (carta de Tarot nº 9 – El Ermitaño) de lo correcto. Antes no teníamos consciencia de Bien o Mal, sencillamente actuábamos; ahora somos conscientes de ello y nuestro corazón busca alcanzar la paz. Para ello emprendemos un largo camino que nos ha de llevar, por medio de la experiencia, a conocer lo que está bien y lo que no por nosotros mismos.

Décimo y Undécimo Arcano Mayor del Tarot, la Rueda de la Fortuna y la Fuerza

Solo cuando hemos superado ese estadio vamos a ser completamente conscientes de lo uno y lo otro (carta de Tarot nº 10 – La Rueda de la Fortuna) y nos daremos cuenta que podemos obrar lo que deseemos, sabiendo a qué nos va a llevar una cosa y a qué nos va a llevar la otra. Solo así podremos avanzar hasta alcanzar un estadio de compromiso voluntario (carta de Tarot nº 11 – La Fuerza) de obrar el Bien. Aquí veremos que nada hay que nos pueda detener y que los únicos límites existentes son los de nuestra mente. Tendremos la fuerza de la mente, de la consciencia, que nada ni nadie puede doblegar y la única que va a servirnos realmente para enfrentarnos al mundo exterior; ya no trataremos de someter a nadie con la fuerza o los sentimientos, la mente será a partir de ahora nuestra única herramienta.

El Duodécimo Arcano Mayor del Tarot, el Ahorcado

Es en este estado en el que uno debe afrontar el siguiente paso, el desapego a lo material (carta de Tarot nº 12 – El colgado). Esta figura, lejos de estar sufriendo, se encuentra a salvo grácilmente colgada y lejos de todo mal; porque conoce las leyes y tiene la fuerza para obrar. Sin embargo, desapegarse de lo material, lo sentimental, para trascender a un estadio superior le supone un pequeño esfuerzo que está más allá del tiempo.

El treceavo Arcano Mayor del Tarot, La muerte

Pero cuando se ha superado ese estadio, nos sobreviene un importante cambio (carta de Tarot nº 13 – La Muerte), que es la superación de lo anterior y nos abre las puertas a un nuevo mundo que nada tiene que ver con el que hemos conocido hasta ahora.

El catorceavo Arcano Mayor del Tarot, La Templanza

Al pasar esa puerta, nos adentramos en el mundo del espíritu (carta de Tarot nº 14 – La Templanza) en el que vamos a inundarnos de una profunda paz. Hemos dejado atrás lo demás y hemos llegado al primer estadio de la ascensión, en el que debemos habernos deshecho de todo lo que no pertenezca a él. Hemos conectado lo inferior con lo superior, hemos hallado el equilibrio perfecto de esa balanza que daba pié a este segundo sendero y hemos podido sobreponernos siendo nosotros los que manejamos esas aguas.

Ahora por fin estamos listos para emprender la última y definitiva fase de nuestro desarrollo; que solo conseguiremos superar si nuestro espíritu es capaz de liberarse, unificarse y completarse a sí mismo.

Quinceavo Arcano Mayor del Tarot, el Diablo

Lo primero a lo que debemos enfrentarnos es a nosotros mismos (carta nº 15 – El Diablo), pues en nosotros, en nuestro espíritu, reside toda tendencia al Bien y al Mal. Antes de poder avanzar debemos ser capaces de vencer esas tentaciones, ha sido mucho lo que hemos construido; y aunque ya nos desarraigamos de lo material en la Fuerza (11), nunca terminamos de dejar atrás nuestras creaciones. Ahora, en el mundo del espíritu, gozamos del completo control de los Cuatro Elementos, pero debemos saber apartar el deseo del ego y dejar que nuestro espíritu siga avanzando, integrando nuestra Creación a la del Creador para que sean una sola. Realizar que nosotros solo somos una parte más de Él y que nuestras obras son obras suyas en realidad.

Dieciseisavo Arcano Mayor del Tarot, la Torre

Cuando conseguimos dar ese paso, es el momento en el que nuestra creación se derrumba (carta nº 16 – La Torre) para pasar a formar parte integrante de la Creación del Eterno. Hay una sola Creación, y ahora nosotros hemos dado nuestra parte en ella.

Diecisieteavo Arcano Mayor del Tarot, la Estrella

Solo así nuestro espíritu podrá alcanzar la libertad (carta nº 17 – La Estrella) del sentimiento y verse libre para seguir su destino. Renace de sus cenizas y desecha la concepción del Bien y el Mal; porque sabe que eso son solo calificativos inútiles, que en realidad la Verdad es lo que importa. Y uno solo puede ver que una cosa es verdadera o falsa, pero no negativa o positiva; así el espíritu se inunda de sentimiento y conexión que le van a permitir seguir su camino.

Dieciochavo y diecinueveavo Arcano Mayor del Tarot, la Luna y el Sol

Al quedar libre completamente, el espíritu se hace hábil para recibir la Luz del Padre (carta nº 18 – La Luna) o la Luz del Universo. Por fin puede reflejar por él mismo esa luz, y es por ello que recibe el don de la intuición ya que ha sido capaz de vaciarse para ser llenado. En esta fase la persona debe aprender a ser un canal para, que más adelante pueda dar el siguiente paso y ser ella misma emisora de Luz (carta nº 19 – El Sol). Cuando pasamos de ser meros recipientes a ser iluminadores, hemos alcanzado el último estadio antes de los pasos finales. Nos hemos igualado al Creador, y brillamos como Él. Por ello gozamos de pleno potencial que usamos infinitamente y con un conocimiento y experiencia infinita.

Veinteavo Arcano Mayor del Tarot, el Juicio

Será al llegar aquí cuando por fin seamos juzgados (carta nº 20 – El Juicio) y se revise nuestro camino y la pureza de nuestra alma. Seremos llamados a los cielos y ascenderemos para encontrarnos con el Padre. Solo si somos verdaderamente puros, si en el Sol hemos demostrado luz, podremos seguir.

Arcano Mayor del Tarot nº 21, el Mundo

Finalmente llegamos al último escalón (carta nº 21 – El Mundo), a la Unidad con el Padre Celestial y con toda la Creación. Nos hemos unificado y hemos vuelto a nuestro origen; ya no hay división alguna entre Él y nosotros porque somos uno solo. Volvemos a estar en ese Útero Celestial que lo contiene todo y es la raíz de todo; se ha terminado el viaje y hemos trascendido el tiempo.

Cómo explicamos en el primer artículo de esta serie, algunos colocarían aquí al Loco (El Arcano sin nº). El Ciclo de la Vida ha concluido y debemos volver a empezar, porque en la Eternidad no hay principio ni fin y uno sucede al otro sin fronteras. Ante nosotros, no hay más guía que nosotros mismos, como decíamos al principio, pero porque somos hijos del Padre y somos el Padre mismo. Somos el Padre, somos el Hijo y en nosotros se encuentra todo el Potencial.
Por ello el Loco dispone de todo cuanto necesita al principio, porque él es Dios; forma tanta parte de Él que apenas hay diferencia. El Loco lo posee todo porque ya tiene toda la experiencia necesaria, tiene el mundo a sus pies porque ya lo ha creado y él mismo forma parte de la Creación. Por esto el Loco no tiene número, principio o fin.

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