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Las profecías de Nostradamus

Nostradamus el profeta

Breve biografía de Nostradamus

Nada en la infancia de Nostradamus, que transcurría plácidamente en el seno de una familia acomadada de Francia, hacía suponer que, con el tiempo, iba a ser el profeta que anunciara al mundo más catástrofes que todos los profetas bíblicos reunidos, sembrando de horrores y calamidades las páginas de una historia aún por escribir. En esta breve biografía de Nostradamus vamos a tratar de conocer un poco más a este singluar personaje.

Nostradamus, primeros años

Michel de Nostradamus nació en Saint-Rémy, en la Provenza francesa, el 14 de diciembre de 1503. Su madre se llamaba Renée, y Michel era fruto de sus amores con el caballero Jaques de Notredame, de quien recibió el apellido, que significa, Nuestra Señora, y que, siguiendo la moda de la época, más tarde se transformó en la versión latinizada de Nostradamus.

Michel recibió una cuidada educación por parte de sus abuelos paternos, médicos descendientes de judíos, y mostró desde muy niño una ardiente afición a la lectura. Para poder leer cuanto caía en sus manos aprendió latín, griego y hebreo, lenguas que sumó al provenzal -variante del francés-, su idioma materno. Su abuelo Jean le enseño medicina y herboristería, y le instruyó en los secretos de la fabricación de cosméticos; pero, sobre todo, le abrió las puertas de una ciencia deslumbradora que le marcaría para toda su vida: la astrología.

Nostradamus, una carrera interrumpida

Michel estudió filosofía en Avignon y medicina en Montpellier y comenzó a ejercer como médico, oficio en el que cimentó una creciente reputación de eficiencia. Sin embargo, fracasó, pero no fue por falta de sabiduría, sino por culpa de una malhadado destino. En 1546 la peste negra apareció por enésima vez, llevando a la destrucción a miles de ciudadanos de Europa. Entre ellos se encontraban la esposa y los hijos de Nostradamus.

Y aquél fue el principio del fin. Si no puede sanar a sus hijos, ¿cómo va a curar a los ajenos?. El diagnóstico de sus paisanos le llevó a retirarse, completamente abatido, a una abadía de Luxemburgo. Al regresar a su tierra natal ya había decidido qué rumbo debía tomar su vida. Por el momento se fue a vivir a Salon-sur-Provence, pequeña ciudad cercana a Marsella, donde, para ganarse la vida, montó un rudimentario laboratorio en el que fabricaba cosméticos.

Logró un éxito tal que la fama de la eficacia de sus productos se extendió como los fogonazos de los relámpagos por muchas leguas a la redonda.

Nostradamus, la primera premonición, el pontificio Sixto V

En aquella época, y durante un viaje a Italia, Nostradamus tuvo la primera de aquellas extrañas iluminaciones que harían de él una figura mítica ya entre sus contemporáneos.

Paseaba cierto día, absorto en sus meditaciones, cuando vio venir a tres frailes franciscanos. Apresuró el paso y fue a hincar la rodilla ante uno de ellos, al que besó fervorosamente primero el cíngulo y luego la mano. Se extrañaron, casi se escandalizaron, los otros dos, pues el reverenciado no era sino un pobre fraile que había ingresado poco antes en la Orden, proveniente de una granja donde cuidaba una piara de cerdos.

Al preguntarle al señor de Nostradamus por qué un caballero se postraba ante el hermano Peretti, el más humilde de los más humildes frailes, respondió: POrque mi condición me obliga a rendir pleitesía a un hombre santo. Cuarenta años más tarde, Peretti fue elevado al solio pontificio con el nombre del Sixto V.

El Alkahest de Nostradamus

No solo de ungüentos vive el hombre, ni la mujer de cosméticos. En su laboratorio, el médico-químico-astrólogo Michel de Nostradamus se afanaba también por encontrar la fórmula del disolvente universal o piedra filosofal, que traía en jaque a todos los alquimistas desde la noche de los tiempos. tal maravilloso producto, al que se bautizó con el nombre de Alkahest, debía poseer, por lo menos, estas tres caulidades:

Todos aquellos que, antes que él, dedicaron sus energías a dar con ese hallazgo portentoso que les iba a hacer ricos, sanos, jóvenes e inmortales, habían frasado, como Nostradamus fracasó y fracasarían todos los que vinieron después que él. Sólo en las leyendas hallamos personajes, como Merlín, protagonista de la saga artúrica, capaces de hallar pócimas que producen los maraviollosos efectos que tan afanosamente buscaron Trimegistros, Paracelso y tantos otros.

Los presagios de Nostradamus y sus visiones

Posiblemente la astrología fue para Nostradamus un paliativo a sus dolores como ser humano pero lo que afirmó descubrir a través de sus estudios fue a la vez su gloria y su martirio. Su gloria porque le confirió una fama imperecedera; su martirio porque su esṕiritu quedó permanentemente erosionado por el sufrimiento humano que desfilaba por su mente.

Encerrado en su casa de Salon-de-Provence, Nostradamus dejaba pasar los días en meditación y ensimismamiento. Dentro de sí mismo, y no fuera, giraba el mundo. Y había que tener cuidado. No era prudente vocear en la plaza pública lo que se le revelaba en la oscuridad de sus noches.

Su lenguaje tenía que camuflarse detrás de un intrincado seto de palabras ambiguas, pues la Inquisición afilaba su guadaña ante cuanto sonara a predicción, visiones, superchería y brujería.

Nostradamus confesaba que escondía las significaciones de sus profecías bajo algunas nubes, pero decía también que una vez rasgado el velo de la ignorancia el sentido de su vaticinio se aclararía.

Ser profeta en tu propia tierra

No muchos después de instalarse en Salon-de-Provence, Nostradamus contrajo segundas nupcias con una viuda acaudalada llamada Ana Posart, gracias a cuya fortuna pudo disfrutar de una existencia holgada, sin apuros económicos, y ampliar el negocio de cosméticos, en cuya trastienda pasaba la jornada entera.

Como asistía regularmente a misa y su conduca en el seno de la familia era irreprochable, las damas de su clientela le obsequiaban con saludos y sus sonrisas al salir de la iglesia y elogiaban la calidad de sus ungüentos ante sus amistades.

En 1554 Nostradamus publicó el primer tomo de sus Centuras astrológicas, sus profecías, que, con el tiempo, alcanzarón el número de 1000 dividias en 100 cuartetas y recogidas en 10 volúmenes. Inmediatamente su fama saltó hasta la corte de París, a donde fue invitado por la reina Catalina de Médicis para que realizara los horóscopos de los príncipes. La soberana le presentó a Enrique II, su marido, y éste escuchó con mucha atención los vaticinios de Nostradamus respecto a la política francesa y los países aliados, entre ellos la suerte que correría María Estuardo, reina de Escocia. El astrólogo y profeta, pronosticó la muerte de Enrique.

Cuatro años después, el nuevo rey Carlos IX, impresionado por el exacto cumplimiento de aquella profecía, se acercó hasta Salon para visitar al célebre doctor y profeta, a quien concedió el título de consejero real y nombró médico de la Corte.

La parte no escrita de la vida de Nostradamus

A medida que su obra profética veía la luz, Nostradamus se instalaba en una angustia permanente ante el cúmyulo de calamidades que desfilaban ante sus ojos. En una carta del 1 de Marzo de 1555 confesaba a su hijo César:

Encuentro que la espada letal se cierno sobre nosotros bajo la forma de peste, de una guerra más cruenta de lo que haya podido verse en tres vidas humanas y de hambruna; encuentro que ese acero descenderá sobre la tierra, volviendo a caer otras muchas veces… Yo encuentro también desventuras mil, acaecidas a consecuencia de lluvias torrenciales y las describo detalladamente, aunque en posiciones inconexas entre sí, puntualizando lugares, fechas y el término prefijado. Y los hombres que lleguen tras de mí sabrán de la verdad de lo que digo al ver realizadas algunas de esas profecías, al igual que algunos la han sabido ya, como lo he hecho notar a propósito de mis predicciones anteriormente constatadas.

Nostradamus disfrutó toda su vida de la consideración de sus contemporáneos, algunos de los cuales, que le temían mucho, le llamaron la Voz de Dios. Entre sus predicciones realizó la de su propia muerte. enfermo de hidropesía, escribió cierto día con mano temblorosa:

A su retorno de la embajada, el obsequio del rey puesto en su sitio. Parientes cercanos, amigos, hermanos de sangre lo encontrarán completamente muerto cerca de la cama y del banco.

Y así fue como lo encontrarón: llegaba de recoger un obsequio del rey, y entre el banco donde se sentó y la cama donde se acostaba, expiró. Era el segundo día de julio de 1566.

Las profecías de Nostradamus

Las profecías recogidas en las Diez Centurias se refieren sobre todo a la historia de Francia, y las más cercanas a Nostradamus en el tiempo son las más acertadas. Y es lógico, pues, además de su clarividencia, el astrólogo conocía bien su país, que había recorrido varias veces.

Había tratado a tres de sus monarcas y a las familias y cortesanos que los rodeaban, y estaba dotado de un sexto sentido para traspasar el alma y hacer aflorar el auténtico carácter de sus compatriotas.

En gran medida la fama que el astrólogo conquisto en vida se debío a su acierto pleno al predecir que Enrique II moriría en un torneo, lo que sucedió en 1559, (Nostradamus murio en 1566).

cuando escribió la centuria V detalló acontecimientos que sucedieron a finales del siglo XVI, como los asesinatos de Enrique III y Enrique IV, o la matanza de hugonotes de la noche de San Bartolomé de 1572. Así se expresó Nostradamus:

Todo el pueblo estará tan aterrorizado de ver a los más grandes de cuello y pies colgados, cuarteta XLVII

esta frase resulto ser una espeluznante descripción de la muerte de hugonote conde de Coligny, que se alzó contra Luis XIII en la noche de San Bartolomé, y a quien primero coraron la cabeza (que enviaron al Papa), y luego quisieron colgare y, al no tener cabeza, lo colgaron por los pies.

Profecías de la sangre de la revolución

Numerosas estrofas aluden a ejecuciones, persecuciones, terror, tiranías, asesinatos y desgracias sin cuento y han sido interpretadas como vaticinios de la revolución Francesa. Así, Boca sangrante en la sangre sumergida, de la centuria I, XLVII, se ha tomado como referencia al asesinato de Marat en una bañera, en 1793 a manos de Carlota Corday, y quien no tenía miedo de morir, muerte cruel, centuria II, XLII, alude a Robespierre, que murió guillotinado en 1974.

Profecías con Napoleón

En la centuria III, XXVIII, Nostradamus alude a una soberana joven que vendrá de tierra débil y pobre parentela, y dio en la diana, pues Josefina Beauharnais, esposa de Napoleón Bonaparte y emperatriz de Francia, venía de una familia martrinicana de escasos recursos. Menos convincente, pero muy expresivo, es el verso los derrotados muerte en el blanco territorio, centuria IV, LXXXV, que se refiere a los soldados napoleónicos en su infernal retirada de Moscú, en pleno invierno, con innumerables bajas.

Profecías de Nostradamus sobre Hitler y la guerra civil española

La sombra de Hitler emerge en la estrofa XXIX de la centura V, mientras que las alusiones a la Segunda Guerra Mundial, están presentes en varias cuartetas. Una de ellas dice así:

Cerca del gran río, gran fosa, tierra arada, Centuria IV, LXXX, se traduce como una referencia a la línea Maginot construida por los franceses para frenar a los alemanes.

La frase: En las islas los niños transportados de la Centuria VIII, LXIV, podría ser aplicable a la Guerra Civil Española en la que varios miles de niños fueron llevados a Rusia.

Profecías sobre la bomba atómica

En los versos dentro de dos ciudades habrá un par de azotes como nunca se vio nada igual, de la Centuria II, VI, se ha visto la premonición de las bombas atómicas que se arrojarón sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945.

Profecías sobre las torres gemelas de Nostradamus

Hay más de una estrofa en la que se ha querido ver una premonición del ataque a las torres gemelas de Nueva York que tuvo lugar el 11 de septiembre del 2001. Así, la XXIV de la centuria I dice:

En la ciudad nueva pensativo para condenar el pájaro de presa al cielo acaba de ofrecerse. La LXXXVII de la misma centuria dice: En el fuego del centro de la tierra, hará temblar los alrededores de ciudad nueva. Y también la estrofa XLIX de la centuria X dice: Jardín del mundo junto a ciudad nueva, I en el camino de montañas cavadas. .

El pájaro de presa aludiría a los aviones; la ciudad nueva, a Nueva york, el centro de la tierra al World Trade Center y las montañas cavadas, al socavón de la Zona Cero.

Como puedes ver, si has leído hasta aquí, Nostradamus es cuanto menos, un persona inquietante de nuestra historia. Esperamos que hayas disfrutado de este artículo y que hayamos despertado tu curiosidad sobre este personaje histórico.

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